jueves, 15 de noviembre de 2018

La coraza que te guarda

¡Hola de nuevo mis lectores!
Como es usual en las últimas entradas tendré que agregar esta frase:
Hacía ya mucho tiempo que había pensado en escribir aquí, pero por alguna u otra cosa me detenía y no lo hacía. Más que nada por dos factores: mis pensamientos y por falta de un buen lugar para hacerlo... por que sí, necesito sentirme cómoda para poder escribir abiertamente mis ideas.
En esta ocasión son demasiadas cosas las que ahora pasan por mi mente, tantas que no sé por dónde empezar.

Últimamente (para ser más exacta desde inicios del año pasado) mi estado de ánimo y mi estado de salud han estado fluctuantes, y esto debido a situaciones que busqué y otras que no me esperaba  entre las cuales están: el fallecimiento de mi madre y todo lo que esto conlleva hasta el día de hoy, el sentimiento de decepción y rabia al enterarme de que personas que admiraba son tan humanas como yo, es decir, que se equivocan y que también pueden dañar a otros de manera deliberada; el mudarme a una ciudad nueva y diferente en aspectos muy importantes, el proceso de adaptación y de cierta independencia que esto pudo darme, tener una enorme carga de trabajo hasta llegar al punto de no tener tiempo para nada más que dormir y comer, bajar de peso por una mala alimentación, caer en depresión y tener ideas de muerte de manera constante, renunciar a todo e irme lejos en busca de una paz que aún pretendo crear, buscar un descanso emocional y mental, conocer un bello y nuevo hermoso lugar, conocer gente extraordinaria e inclusive de otros países, hacer amigos o incluso encontrar a alguien que me guste, por último regresar al inicio, sentirme angustiada y no dejar de pensar en que las decisiones se vienen encima, que es hora de tomar las riendas de mi vida por mucho  miedo que esto me genere al día de hoy.

Honestamente me siento muy incapaz de poder lograr algo importante o una estabilidad en mi vida, por mis antecedentes.
Cada experiencia te puede enseñar algo, no tengo duda sobre eso, pero ahora me percato que estar en el proceso del cambio, lo que es vivir en primera fila cosas desagradables es complejo, experimentar emociones y pensamientos así de negativos es algo que no recomiendo para nada, y que es doloroso. Sé, o al menos tengo la esperanza de que un día voy a darme cuenta de todo lo que estas decisiones pequeñas y grandes que estoy tomando me dejarán aprender.

Es difícil ver las cosas de manera optimista cuando en ti prevalecen en mayoría emociones "negativas", pero creo que de alguna manera estoy mejorando. En ocasiones tengo "destellos de lucidez" dónde comienzo a percibir la realidad de una manera más objetiva, más relajada y sobre todo más favorable, comienzo a sentir que tengo uno o varios retos por delante y eso me provoca una ansiedad positiva, una ansiedad que me quiere impulsar hacia el movimiento y eso me alienta.

Hay cosas que añoro del pasado y que deseo que continuen en mi vida como la apreciación de la belleza y el arte, de las ciencias, el crecimiento profesional y personal, la curiosidad por todo, pero sobre todo por la lectura, mi lectura, y por supuesto también la escritura.

¿Por qué el título de esta entrada?

Sin duda son muchas cosas las que rondan mi mente ahora, pero desde hace 3 años no he dejado de pensar en como mi percepción sobre las cosas cambió, mi filosofía de vida y mis metas profesionales.
Hablo de la filosofía de Carl R. Rogers, quién fue un reconocido psicólogo norteamericano, fue uno s de los fundadores de la llamada "tercera fuerza de la psicología: la corriente humanista". Recuerdo que al adentrarme en sus escritos, en su teoría y en su percepción tuvo un impacto importante en mí que ha permanecido y con el cual concuerdo por decisión propia.
En su teoría él explica que las personas vamos formando nuestra personalidad de acuerdo a las expectativas que hemos aprendido como propias por parte de nuestros padres, de la sociedad y cultura en la que estamos inmersos; usualmente estas expectativas o constructos son estándares muy altos lo que hace que las personas nos hagamos de un ideal de nosotros mismos: "mi yo ideal¨, muchas veces este ideal está muy alejado de lo que realmente nos caracteriza (a mi me gusta llamarlo esencia) a lo que se le llama "Yo real". Cuando nos esforzamos más por alcanzar ese ideal sea por supervivencia, adaptación, crianza, exigencias del ambiente, etc, se crea una incongruencia entre quien realmente somos y quien buscamos ser por las expectativas, y esto es igual a conflictos internos, emocionales, comportamentales, etc...
¿A qué voy con todo esto? No dejo de pensar que muchas veces ese ideal es quien nosotros demostramos, cómo una coraza protectora, que nos cubre de dejarnos ver tal cual somos con nuestra vulnerabilidad... pienso que eso es lo que ahora estoy experimentando con mucha intensidad... Honestamente no tengo la solución inmediata, tengo muchas pero muchas dudas de por medio, mucha incertidumbre, pero confío en que llegaré a lo que busco.